El Legado de Don Calixto

El concepto de valor compartido en el Grupo Romero empezó a desarrollarse desde sus inicios, con la llegada a tierras piuranas de don Calixto Romero Hernández, hace 125 años, y la constitución de su empresa de exportación de sombreros de paja toquilla. Mediante una visión de oportunidad, don Calixto emprendió un modelo de negocio basado en la confianza y el compromiso con sus socios, colaboradores, clientes, proveedores y la comunidad que lo acogió. Este legado se ha mantenido hasta el día de hoy, al conformar un conglomerado empresarial líder en diversos sectores, donde la excelencia, la ética y la transparencia resultan ser los pilares de nuestro éxito.

El grupo continúa el camino del valor compartido con los diversos actores con los que se  relaciona, promoviendo desde iniciativas de capacitación tecnológica con herra¬mientas de vanguardia hasta la promoción del talento de sus colaboradores.

 

EL LEGADO DE DON CALIXTO ROMERO

 

La historia de don Calixto Romero Hernández es una muestra de lo mucho que se puede hacer a partir de una visión: "Viaje a América".

Su carácter sencillo, su espíritu emprendedor y aventurero le permitieron detectar las oportunidades que se le presentaron en el camino. Curioso, inteligente, y muy informado siempre creyó que todo se podía lograr con educación, esfuerzo y dedicación. El legado de don Calixto fue dar inicio al GRUPO ROMERO, uno de los grupos empresariales más importantes del Perú.

 

LOS PRIMEROS AÑOS DE UN HOMBRE EMPRENDEDOR

 

Hijo mayor de una familia de campesinos acomodada accedió a España a una educación que le abrió los ojos al mundo. En 1874, con 16 años dejó Soria para dar el salto al otro lado del Atlántico y viajar a América. Dedicado al comercio en Centro América y el Caribe, en uno de sus viajes llegó a Catacaos, acompañado de su socio y amigo don Manuel Torres. Deslumbrados por el movimiento comercial de esta región en 1888 se instalaron definitivamente en el Perú donde invirtieron todos sus ahorros en el negocio de los sombreros de paja. Su perseverancia, su sentido de la inversión constante, de la confianza y del valor del tiempo hicieron el resto.